ECUADOR: ¿ECONOMÍA EN RECESIÓN?

Las previsiones económicas, de octubre del año anterior, señalaron que Ecuador crecería al 1,8% en 2024, pero el propio Fondo Monetario Internacional tuvo que replantearlas, pues en abril pasado las estimaciones bajaron a 0,1% del Producto Interno Bruto (PIB), apenas 120 millones de dólares más que el año anterior.

Estas proyecciones son las más bajas de toda Latinoamérica, sólo por encima de la devastada Argentina, y aunque algunos analistas serviles al poder hablen de un estancamiento, lo cierto es que el Ecuador está en riesgo inminente de recesión.

Un primer asunto a observar es la relación de crecimiento entre la población y la economía. En este año se prevé que el desarrollo demográfico será del 1,1%, muy por encima del porcentaje que se cree aumentará el PIB nacional. Por tanto, una buena parte de los indicadores de desarrollo económico y bienestar social empeorarán.

La recesión supone una caída significativa de la actividad económica durante al menos dos trimestres consecutivos. En el último trimestre del año anterior ya la variación fue negativa, de -0,7% del PIB, y las actuales dificultades que pesan sobre el país (aumento del desempleo y de los despidos, disminución del consumo, aumento de la inflación, mayores tasas de interés en créditos, los cortes de energía, aumento en la cartera vencida de los créditos, altos índices de criminalidad y violencia, etc.) son factores que confluyen para agravar la situación.

Sólo si se considera la crisis energética reciente, el Ecuador ya decreció por debajo de las pobres previsiones fondomonetaristas. Cada día de cortes eléctricos programados representaron 72 millones de dólares de perjuicio a la economía nacional, al Producto Interno Bruto estimado habrá que restar alrededor de 750 millones de dólares menos por concepto de apagones.

La incomprensión de los fríos números encubre las consecuencias. Son los trabajadores y los pueblos a quienes se está endosando los efectos de esta crisis, mientras desde el gobierno de Daniel Noboa se protege y hasta se promueven una serie de nuevas prebendas para seguir alimentando millonarias ganancias de las élites.

El hijo del magnate bananero no es la solución a la crisis, tampoco lo es el acuerdo firmado con el FMI. Las elecciones de febrero próximo serán claves para elegir entre correístas y neoliberales que representan la continuidad del status quo o para votar por una alternativa genuina del pueblo ecuatoriano que resuelva esta crítica situación.

Francisco Escandón Guevara

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