08 DE MARZO: ¿FLORES O DERECHOS?

La industrialización de Europa, y posteriormente del resto del planeta, transformó los roles de
género en la sociedad moderna. La exclusividad masculina en el trabajo asalariado transmutó
con la incorporación de las mujeres a la producción capitalista.

Junto al enrolamiento de ellas, miles de niños y adolescentes también fueron contratados por
los patronos. Esa admisión es el resultado del desarrollo de las actividades manufactureras y
del interés de las élites por abaratar el valor del trabajo.

Para ampliar el margen de ganancias, en favor de los propietarios de las fábricas, se
precarizaron las condiciones de empleo. Millones de seres humanos fueron proscritos a la más
terrible esclavitud asalariada con agotadoras jornadas de trabajo de hasta dieciséis horas
diarias.

Aquello motivó la organización generalizada de sindicatos obreros; la represión, el despido y el
asesinato fue la respuesta de los patronos y del Estado burgués. El resultado de esa ebullición
social desembocó en los actuales derechos laborales.

Esa es la esencia histórica del 08 de marzo que se pretende desnaturalizar. Hay un reiterado
intento de esterilizar el contenido político de las luchas por la igualdad de género, inscritas en
la lucha de clases, para instrumentalizar los derechos de las mujeres. La manipulación
ideológica de las élites apuesta a la mercantilización de esta y otras fechas reforzando
estereotipos sexistas, machistas y misóginos.

No hay nada por festejar, el Día Internacional de la Mujer Trabajadora debe convocar una
profunda autocrítica de la sociedad patriarcal. En la actualidad es mayor el porcentaje de
mujeres sin trabajo, los salarios son menores a la de sus pares hombres, se discrimina su
contratación por estar gestantes, son asesinadas por su condición de género, están
subordinadas a roles denominados femeninos, son despojadas de los espacios de dirección del
poder público, sus cuerpos son cosificados, se las criminaliza por abortar (aunque fueran
violadas), etc. 

Ante estas realidades, las respuestas del poder son una burla. Demagógicamente Noboa
decreta que las casas de acogida, para mujeres víctimas de violencia, son esenciales, mientras
reduce en 23% los recursos destinados para el Ministerio de la Mujer y Derechos Humanos en
el año 2024; él habla de los derechos de las mujeres trabajadoras, pero en la Consulta Popular
impulsa el retorno a la precarización laboral mediante la contratación por horas. Cuanta doble
moral.


Francisco Escandón Guevara
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TRABAJO POR HORAS

El trabajo es más que un derecho, es un factor decisivo en la continua evolución biológica y social de la especie humana. Desde tiempos remotos, con la aparición de las sociedades clasistas, el trabajo manual y luego el intelectual fue encargado a las clases desprovistas de propiedad y poder, pero a partir del capitalismo este alcanzó la condición de mercancía que se compra o vende a cambio de un salario.

En el Ecuador, el desarrollo industrial tardío, fomentado a partir de la segunda mitad del siglo XIX, provocó la organización y la lucha de los trabajadores, después de la primera huelga obrera de 1922 se instituyó la jornada de trabajo de ocho horas, la estabilidad laboral, las remuneraciones mínimas, el acceso a la seguridad social y otros beneficios.

Con el advenimiento de las políticas neoliberales, hace cuarenta años atrás, las élites caracterizaron a esas conquistas laborales como anacrónicas y rígidas e iniciaron una sistemática contrarreforma de flexibilización laboral para reducir los precios de producción, lograr competitividad en los mercados y atraer la inversión extranjera bajo la premisa de generación masiva de empleo.

Esa flexibilización no logró los resultados prometidos. Las estadísticas reflejan una relación inversamente proporcional entre el incremento de las fortunas de los patronos y la reducción de los derechos laborales, en tanto, la desocupación y subocupación creció al punto que en el país sólo una de cada tres personas tiene empleo pleno (trabaja cuarenta horas semanales, percibe al menos un salario básico unificado y está afiliado al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social).

A pesar de estos datos decidores, el gobierno insiste en repetir las viejas fórmulas neoliberales. En la Consulta Popular, Noboa desempolva los contratos de trabajo a plazo fijo y por horas que estuvieron vigentes hasta hace unos años atrás, con el aditivo que los constitucionalizaría para legalizar la sobreexplotación laboral.

Los voceros oficiales se contradicen cuando se les cuestiona por el precio de la hora de trabajo, dudan al ser increpados por las vacaciones pagadas y las indemnizaciones en caso de despidos, tropiezan al explicar sobre el futuro de los décimos y los fondos de reserva, se avergüenzan cuando responden sobre la futura inestabilidad laboral. Ecuador está considerado como uno de los tres países con peores condiciones laborales del mundo, será aún peor si se impone el régimen de esclavitud moderna en la Consulta Popular.

Para obtener resultados distintos las políticas públicas deben ser diferentes, estructurales. Impulsar la inversión estatal para reactivar la economía, incrementar el empleo estable y garantizar salarios dignos es una alternativa válida y urgente.

Francisco Escandón Guevara

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